Ayer estuvimos visitando el vivero municipal. La verdad es que pasamos una mañana muy ajetreada. Lo primero, el autobús, con todos los niños y niñas perfectamente sentados y sin moverse de sus asientos (con un pegamento mágico). Llegamos enseguida, ya que el vivero está en Puntalón y allí nos esperaban "dos Antonios" que nos acompañaron a lo largo de la mañana.
Tuvimos que tener nuestros cinco sentidos alerta para percibir todo lo que nos rodeaba:
- La vista: para contemplar todo lo que nos fueron enseñando.
- El olfato: para oler las plantas aromáticas: romero, hierbabuena, laurel...
- El tacto: para manipular la tierra y sembrar unas margaritas que luego nos llevamos a casa.
- El gusto: para degustar el tentempié que llevábamos, que nos comimos con muchas ganas pues las salidas dan mucha hambre.
- El oído: la verdad es que éste es el que menos usamos, porque atender, lo que se dice atender, a las explicaciones de Antonio, bueno...
Antes de volver al colegio les dimos las gracias por habernos enseñado el vivero y por habernos regalado dos macetas, un pensamiento y la que nosotros y nosotras habíamos plantado. Regresamos muy cansados, pero también contentos con nuestras dos plantas bajo el brazo.
Gracias a la mamá de Isis, a la de Miguel Ángel y a Loli por acompañarnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario